La norma no escrita de que lo simple suele ser lo más efectivo rara vez falla. En muchos aspectos de la vida, actuar de la manera más sencilla nos evita tener que perder tiempo y nos da la mejor solución.
Los avances y métodos utilizados en otras materias pueden, de alguna manera, ayudar a mejorar otras completamente opuestas. Por ello, aunque parezca extraño, la ingeniería y el compliance se llegan a encontrar.
De dónde viene el principio KISS
KISS es el acrónimo de “Keep It Simple, Stupid”. Este principio surge por primera vez de la mano de Kelly Johnson, ingeniero aeroespacial, que observó que la tarea de mantenimiento de las aeronaves resultaba problemática y costosa, por lo que sugirió a su equipo diseñarlos de manera que su mantenimiento resultase sencillo y de esa manera simplificar el trabajo pero con resultados óptimos.
Principio KISS en el Compliance
Aunque a primera vista, un principio aplicado a la ingeniería no encaja en un modelo de prevención penal, es la esencia de este principio lo que es aplicable al modelo.
Desde que las personas jurídicas pueden ser penalmente responsables de los hechos cometidos por las personas físicas que las integran, cada vez más empresas encuentran sentido a contar con un sistema de protección, o más bien de prevención de aquellos riesgos que puedan darse en el seno de su actividad.
Cuando hablamos de empresas, tendemos a pensar en grandes multinacionales con múltiples medios para controlar la actividad de sus empleados, y que cuentan con un asesoramiento jurídico constante. Bien es cierto que el tamaño o importancia de la empresa no hace más o menos necesaria la implantación de un manual de prevención, sin embargo las pequeñas y medianas empresas cada vez son más propensas a implantar estos modelos. De ahí la importancia de crear sistemas de prevención al alcance de cualquiera.
¿Qué sentido tiene implantar en una empresa un sistema de prevención penal de gran dificultad si al fin y al cabo lo que importa es que llegue a formar parte de la ética de la compañía?
Por norma general el empresario busca la rentabilidad y es claro que implantar un sistema costoso y de difícil acceso para las personas que integran su compañía no resulta demasiado atractivo. Bien es cierto que la imperiosa necesidad de ver su empresa protegida de la responsabilidad penal, con lo que esto puede conllevar para su viabilidad en el mercado, hace que los empresarios vean necesario contar con un manual de prevención, sin embargo de nada sirve si a la hora de aplicarlo e integrarlo en su ética empresarial se encuentra con dificultades.
Por ello, la verdadera eficacia de un compliance radica en que los medios de los que se dota a la empresa para prevenir determinados delitos sean sencillos y de fácil aplicación, ya que a la hora de valorar si una empresa puede ser o no responsable penalmente, se tendrá en cuenta no solo el hecho de que cuente con un manual de prevención, sino sobre todo que se hayan puesto los medios de control oportunos para que se lleve a cabo.
Adriana Zamora Ventanilla
Lex Consulting Abogados, S.L.